Un personaje vestido de Alejandro Sanz, ha estado rondadome por mas de un año pero con una cosa y otras, nunca le hice mucho caso, aunque eso no le impidió hablarme y dejarme saber que no se callaría hasta que la historia estuviese escrita.
Por lo tanto hace dos días, me senté y lo escuché y luego, encontré la voz de Claudia. Así que entonces les voy a dejar leer un extracto de esta historia. Por favor recuerden que esto es un primer borrador y deben de haber miles de errores ortográficos y gramaticales. :)
Al llegar a
la puerta del edificio, mi cabeza gira hacia la lista de nombres junto con sus
timbres. Del rabillo del ojo veo alguien dentro del vestíbulo y me giro tan
rápido como puedo pero no veo a nadie, sin embargo la puerta vibra con el
timbre, y al halarla hacia mí, noto que el timbre del piso de Daniel está
encendido.
Entrando en
el vestíbulo platico conmigo misma, solo porque tengo que poner mis
pensamientos en orden. En lugar de subir al ascensor, decido utilizar las
escaleras y así tener más tiempo para convencerme de que esto, lo que sea que
es, termina hoy. De todas maneras, esto nunca ha sido nada, me miento antes de
llegar al tercer piso y respirar profundo.
La mirada
de Julián me viene a la mente empujando mis pasos hacia la puerta del piso de Daniel, la cual ya está
abierta. El interior del piso esta en tinieblas, salvo la luz de la sala. El
único sonido aparte del de mi corazón, es el de la guitarra de Daniel.
En lugar de
entrar al apartamento como parece que Daniel quiere, toco la puerta a mi lado,
y espero, tratando de respirar normalmente. Cuando la música no deja de tocar,
golpeo la puerta una segunda vez y más fuerte que la primera, plantando mis
pies fuertemente sobre el piso.
La sombra
de la guitarra es lo primero que noto en la poca luz que llega hasta el
pasillo, antes de ver la sombra de Daniel. Sus pasos retumban más fuerte a
medida que viene hacia la puerta, y me preparo para no dejarme caer como una
idiota una vez más.
Por
supuesto que él tiene que estar sin camisa en su casa, con los tatuajes en
medio del escaparate de sus abdominales y en los músculos de sus brazos.
Canalla.
“Sabía que
vendrías.” Daniel dice con una sonrisa que ilumina sus ojos, una vez sus manos
se detienen sobre cada lado del marco de la puerta. “¿Estás lista para explicar
por qué me diste un nombre falso?”
“Esto
termina hoy.” Las palabras queman mi lengua pero Daniel no responde.
En vez de
cerrar la puerta y dejar las cosas ahí, Daniel retrocede unos pasos antes de
apoyarse contra la puerta. Sus brazos cruzados dejan ver no solo los músculos
en ellos sino también los tatuajes que mis dedos han seguido tantas noches.
Molesta gimo interiormente. Canalla,
canalla, canalla.
“¿Te vas a
quedar ahí parada toda la noche?”
“No pienso
entrar.” Contesto pensando que ahora sería un buen momento para que mis pies
tomen impulso y me lleven lejos de aquí.
“Como
quieras.” Daniel se retira de la puerta caminando hacia el interior de la casa,
hasta que su sombra desaparece.
“¿Acaso no
me has escuchado?” Pregunto nuevamente mientras mi cabeza y mi corazón se
contradicen y mis pies, esos traidores, me llevan dentro del apartamento.
“Te escuché pero yo no suelo hablar de mi vida privada
en público… no te olvides de cerrar la puerta.” Daniel responde sin mirarme y
caminando a la sala.
La puerta la cierro de un sopetón, el cual hace eco en el pasillo, e inmediatamente me
hace sentir avergonzada. Sus vecinos no tienen nada que ver con esto. Una vez
lo encuentro en la sala, noto que se ha puesto un jersey, y está sentado
acariciando las cuerdas de la guitarra como ha acariciado mi piel los últimos
dos meses.
“¿Ya terminaste tu berrinche?”
Con lo que espero sea una mirada feroz, fijo mis ojos
en él y luego olvido por qué he venido hasta aquí en vez de mandarle un SMS.
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